DISCERNIMIENTO VOCACIONAL
I. Lo primero es, sin duda, ponerte en actitud
De “escucha atenta”:
“Habla, Señor que tu siervo escucha”
Para descansar en Dios y abandonarte en sus manos.
La oración y el silencio es el tiempo y el espacio privilegiado para que su voz resuene….
Para que su Palabra te interpele…
Para que su presencia te seduzca
La oración y el silencio te dan la oportunidad de “estar a solas” con tu Dios y de disfrutar de su presencia y de su AMOR.
II. Es muy importante no tener miedo….
SEÑOR, ¿QUÉ QUIERES DE MÍ?
Pregúntale con confianza y aguarda en silencio su respuesta
No lo olvides… su voz resuena en la brisa suave, en el silencio de tu corazón..
SEÑOR, ¿QUÉ QUIERES DE MÍ?
… “HABLA QUE TU SIERVO ESCUCHAAAA”
SEÑOR, ¿QUÉ QUIERES DE MÍ?
… “HABLA QUE TU SIERVO ESCUCHAAAA”
MAESTRO, TE SEGUIRÉ
DONDE QUIERA QUE VAYAS…
ATENCIÓN!!!!
NADIE AMA LO QUE NO CONOCE
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